Hoy nos viene a hablar de comportamientos reactivos Noemí Haro, de Ulises y Argos. Noemí es educadora canina profesional, técnica en modificación de conducta y sobre todo experta en intervenciones asistidas con animales aplicadas a en políticas de igualdad y violencia de género.
COMPORTAMIENTOS REACTIVOS
Si hay algo que me molesta enormemente es la cantidad de etiquetas que el ser humano suele poner a sus compañeros caninos, mi perro es agresivo, mi perro es reactivo… sin embargo, a mi no me gusta utilizar una etiqueta que conlleva confundir el carácter con los comportamientos.
Dicho esto, considero que un perro puede emitir comportamientos agresivos o reactivos en relación a una situación determinada, pero esto no quiere decir que sea una cualidad innata a su carácter.
Por lo tanto, podríamos denominar un comportamiento reactivo como aquella reacción exagerada del animal frente a una situación que no presenta especial gravedad para el perro, debiendo tener en cuenta que un comportamiento reactivo no tiene por qué ir acompañado de uno agresivo.
Consejos generales
Aunque cada individuo es un mundo, a continuación veremos algunas de las pautas que podemos implementar a la hora de trabajar comportamientos reactivos, las cuales os ayudarán a mejorar vuestra situación:
- Potenciar la comunicación si esta se encuentra oxidada, premiando las señales que emita el perro.
- Implementación de un comando incompatible que aumente el control en el animal (sienta o échate + quieto).
- Elección de zonas de trabajo en las que no existan muchos estímulos que incomoden al perro, de forma que progresivamente vayamos introduciéndolos en el ambiente del animal.
- Implementación de barreras invisibles mediante control o autocontrol con el objetivo de que el perro respete puertas, pasos de cebra, salidas del automóvil… y aprenda a gestionar su impulsividad.
- Programas de enriquecimiento y relajación para reducir el estrés, así como un análisis y consecución de un bienestar animal adecuado.
- Propiocepción para aumentar la autoestima y seguridad del animal, lo que también potenciará el vínculo entre ambas especies.
- Barreras visuales frente a estímulos, como pueden ser coches, bancos, farolas… de forma que se produzca un menor nivel de reactividad ante el estímulo.
- Si no tienes espacios de suelta seguros que puedas usar con asiduidad, compra una correa larga y elige zonas que te permitan llevarlo en semilibertad, eso le ayudará a reducir el estrés y ampliará su poder de decisión.
- Enseñar al perro a andar con la correa y utilizar un material adecuado, de forma que el paseo sea lo más relajado posible (aunque al principio sea complicado).
- Sin meternos demasiado en palabrejas raras, ten en cuenta que cuando tu perro reacciona exageradamente frente a un estímulo es porque ha entrado en juego su Sistema Nervioso Simpático, liberando altas cifras de cortisol que se mantendrán hasta que entre en juego el Sistema Nervioso Parasimpático, lo que ayudará a tu perro a volver a recobrar sus valores y a relajarse. Sin embargo, esto puede conllevar horas, por lo que si el animal ha tenido una explosión de comportamiento muy intensa, puedes realizar un circuito de olfato mientras vamos de camino a casa, devolviéndole a su lugar seguro, el hogar. Esto es lo que yo llamo abrigar la situación y empatizar con el animal.
Por último, recuerda que hay comportamientos reactivos de baja intensidad y otros que resultan mucho más explosivos, ante la duda, lo mejor es consultar con una persona especializada en educación canina y comportamientos reactivos que trate vuestro caso.
Noemí Haro. Ulises y Argos